yo confieso

Brock Davies Que dudo y me he vuelto escéptico: de tanto escuchar que “nadie lo va a leer” voy en camino de creérmelo. Que me he acostumbrado y resignado a trabajar sin briefing o con briefings inservibles. Que me han pedido humo y lo he vendido. Que he escrito todo tipo de falacias para productos inútiles o que hacen que el mundo no sea mejor. Que me dejo ganar, que ya no lucho por mis textos como solía. Que ya apenas siento ningún tipo de frustración cuando alguien enmienda lo que he escrito. Que siento envidia del talento de otros. Y sí, por definición, la envidia nunca puede ser sana. Que ante tanto storytelling, branded content, transmediaengagement, SEO, SEM y demás ando un poco despistado, será cosa de la edad. Que he escrito “el mejor”, todas sus declinaciones posibles y otras muchas palabras huecas y desgastadas. Que sigo sintiendo pánico ante la hoja en blanco. Que no he escrito aún la letra de un jingle. Que doy clases de redacción publicitaria en una facultad universitaria de comunicación y no en una escuela de creativos molona o molongui. Que soy un redactor que no sabe de InDesign ni Illustrator ni tampoco diseñar ni programar webs. Que cuando hablo prefiero no molestar a nadie, aunque no diga absolutamente nada. Culpable